10 abr de 2009

Ensayo de Boquitas Pintadas

ISFH “Luís Espinal”
Literatura Latinoamericana y Boliviana
Docente: Lic. Rodrigo Hasbún
Propio: Teresa De la Cruz B.

¿Conciencia moral, camino a la autenticidad/ propiedad del Ser?

Cabe, aquí, la reflexión filosófica: ¡cuántos, cuántos solemos andar por este histriónico mundo llegando diariamente al final de la etapa sin lograr saber qué papel hemos estado desempeñando en el escenario de la vida![1]

En el presente trabajo, tras la lectura previa de la novela, una serie de reflexiones y breves conversaciones con los personajes de la misma, se procurará compartir el parecer en lo tocante al tema de la propiedad e impropiedad del ser, evidentemente será necesario apelar a una de las formulaciones del imperativo categórico de Kant[2] para luego indagar en la mayor preocupación de Heidegger – la autenticidad del ser –.

Antes bien, es menester enumerar algunos aspectos a considerar, menciónese en principio a las mujeres, aquellas que son engañadas, las que están enamoradas y que a la par de ello son ingenuas, leales, fieles; por otro lado el paso o vía libre al goce, de manera incisiva se presenta en la figura de los hombres, no obstante, no se puede obviar a algunas mujeres; otro tema a nombrar es el de la falsa moral, aquella que se plaga y tiñe de infidelidad, apariencia, detracción e hipocresía y por último, discurrir en la alienación, patente, dadas las características anteriores y otras que se mencionarán a lo largo de este ensayo.

Prosiguiendo en esta tarea es preciso aclarar aquellos puntos ya indicados para así armar la trama de esta reflexión. El tema respecto a la figura femenina, la imagen de la mujer, es esencial puesto que el melodrama gira en torno a ellas, y claro, la presencia de los hombres tampoco se hace esperar, es más, aun en el recuerdo dicha presencia permanece. Aquella presencia que permanece es evocación del pasado, pasado y presente en el que se comprende que cada una de las acciones de éstos dejan mella y afectan considerablemente.
En lo tocante, hágase memoria de algunos episodios, las entregas, en las que, dado el carácter folletinesco de Puig, se narra el sentir, el pensar, la inquietud, el deseo, la afección[3]… y que sólo son posibles a la intuición en la medida en que se entreteje y se sigue el hilo que hilvana cada uno de los hechos, de los sujetos y mundos, los que se arman a partir de retazos, de historias en las que el amor y la pasión son la evocación del pasado, una agonía que se va arrastrando “[…] la primera vez que me escribió unas cuantas cartas de novios a Vallejos, decía cosas que yo nunca me las olvidé, […] no lo debería decir porque ahora soy una mujer casada” (PUIG : 14), el anhelo de lo que pudo haber sido y no fue, y no es “[…] yo quiero irme con Juan Carlos[4], qué consuelo es […] la resurrección del alma y del cuerpo”[5](PUIG : 25); o bien, el vacío ante el recuerdo del amor juvenil, Nené[6] está segura de sí cuando afirma dicho sentimiento hacia Juan Carlos, es más, en el diálogo que entabla con la viuda Elsa Di Carlo asevera “Yo al único hombre que quise en mi vida fue a Juan Carlos” (PUIG : 162), por ello, aun cuando al principio de su matrimonio se sabe paciente y amorosa con Donato[7] después de pasado poco tiempo la fatiga y el cansancio se hacen sentir, la presencia del esposo provoca impaciencia, molestia, hastío y pesadez, incluso lo describe como gordo y feo, tal comentario se extiende a los dos niños que tiene, los que le resultan una carga, ella desearía mejor que los educara y criara la suegra, lo único que la alentaba era la seguridad de la muerte.

Los textos y los contextos expuestos por Puig resuenan de tal manera que es innegable interpelarse el cómo es posible vivir así, una relación conyugal inerte, insípida, de obligatoriedad, pero no al modo de una moral regida por imperativos categóricos tal como lo entiende Kant, sino porque aún es necesario mantener las apariencias y porque simplemente ya no queda más, ah, claro, lo único que queda es el recuerdo de un amor de hace más de nueve años atrás, amor que se añora, se desentierra y se retiene, recontándolo y recordando el significado de su presencia después de su muerte reciente.

Continuando en esta sintonía, cabe señalar la siguiente característica, la nobleza, de algún modo es perceptible esta actitud en Nené, si bien es cierto que por breve tiempo mantuvo una relación a escondidas con el Dr. Aschero[8]termina la misma y en consecuencia pasa a trabajar de aprendiz de enfermería a empaquetadora, y cuando conoce a Juan Carlos, su fidelidad y lealtad a éste es notable, aun después de transcurridos los años, pero la nobleza también puede contemplarse en Raba[9], aunque se combina con una actitud, la del sacrificio de una amante, no decir quién es el padre de su hijo porque hizo una promesa y porque cree en las palabras hechas por aquel hombre quien asegura que luego se hará responsable de la educación de aquel pequeño, de Francisco quien termina siendo Ramírez y no Páez Ramírez, entonces se trasluce el misterio, lo indescifrable. La novela toda de Puig se presta a sinnúmero de interpretaciones, las que se leen entre líneas y que a pesar de ser muchas y diferentes, puede argüirse que se traducen como fruto de la experiencia personal del receptor.

Y cómo olvidar, este mundo melodramático, plagado de mujeres, manifiesta problemas de interés femenino, relación de violencia y envidia, como causas plausibles puede señalarse el caso de la elección de la Reina Primavera que solía conmemorarse en septiembre de cada año, o siendo puntuales, el girar en torno a un hombre, mmm… copia de un don Juan como es el caso de Juan Carlos, los celos, la rabia, hasta la complacencia llega a ser confidente en este juego de vía al goce, recuérdese la relación Juan Carlos, la Viuda Di Carlo y Nené, o la situación de Mabel, Pancho, presencia de Raba, en este segundo caso, converge y se entremezcla el sentir seductor – hilo conductor – con el crimen, Pancho es asesinado. (PUIG: 143 – 146)

Hasta ahora se han mencionado una serie de características y hechos, sujetos situaciones y contextos, pero será bueno convenir y tratar el tema de la falsa moral, aquella que se deja entrever y ver en el medio social de la Argentina, concretamente, aquella de los años ‘30 a los ’60, la que se refleja en la gente de la provincia Coronel Vallejos y de aquellos que incluso abandonando la pampa para ir a vivir a la capital, Buenos Aires, ambiente en el que las relaciones de pareja, el matrimonio, el compromiso se rigen por un código, las apariencias, las voces del que dirán ejercen fuerza en el actuar de la gente que pertenece a la clase alta, analícese el caso de Mabel, es más, tampoco rehúye a esta circunstancia la vida de una sencilla y modesta mucama, Raba, por ejemplo; cítese también el suceso en el que Celina mantiene una conversación con la viuda inquiriéndole que por favor, la causa de la venta de su casa en Vallejos, como la instalación de una pensión en Cosquín no se sepa, puesto que la raíz del ya mencionado hecho se remite a la situación de Juan Carlos y su incurable enfermedad, los ejemplos no terminan, Mabel debe mantener un compromiso con alguien que pertenece a su nivel social, todo esto apunta a un hecho, actuar al son de la conveniencia, Kant distinguirá tipos de imperativos, los hipotético problemáticos, los hipotético asertóricos y los categóricos o apodícticos, los primeros indican condicionamiento, mediación en orden a un fin y Kant va contra todas las éticas teleológicas, por lo tanto, es el imperativo categórico, o sea la acción por sí misma, sin referencia a condición ni finalidad alguna, el imperativo moral, es decir, Kant forja una ética del debe ser, el que requiere de imperativos categóricos, su sentido es el siguiente: “obra de modo que puedas creer que lo que haces sea ley universal de la naturaleza”, por ende, “se debe hacer lo que se quiera, no lo que se desee, o apetezca, convenga, sino lo que pueda querer la voluntad racional…la ética Kantiana culmina en el concepto de persona moral. Una ética es siempre una ontología del hombre. Kant pide al hombre que realice su esencia, que sea el que en verdad es, un ser racional”. (MARIAS: 286)

Con todo lo expuesto, es factible reconsiderar la pregunta por la autenticidad e inautenticidad del ser; una comunidad, y por ello, los sujetos de la misma, inmersos en el disimulo, la apariencia, la envidia y la hipocresía, etcétera, se pierden a sí mismos, Heidegger dirá, el ser en el UNO, impropio, perdido en la habladuría y la ansiedad.

Se comprende así que la labor de todo ser humano es procurar el ser – ahí en el mundo, en relación con los otros, ya que se comparte el mundo con los otros, el mundo del ser-ahí es un mundo en común, es decir que el ser en es ser con otros[10]. La relación o correspondencia con otros hombres provoca la preocupación o solicitud, es decir que se está pendiente de los otros y que al mismo tiempo puede derivar en una actitud alienante – el otro es un objeto, utensilio, de goce, de placer, de satisfacción – o en una actitud liberalizante – respetando la libertad del otro –.

Hasta aquí se ha podido advertir de alguna manera el SER – AHÍ en relación y por ello mismo lleno de posibilidades, puesto que es inacabado, y como tal “puede elegirse a sí mismo, puede ganarse y también perderse, ya que por su misma esencia es posible ser – ahí auténtico”[11]. Al decir ser auténtico, se afirma como ser propio, es necesaria la actitud de estar en apertura, estado abierto.

En suma, la tarea que tiene para ser cada vez más SER, AUTÉNTICO, PROPIO, es permanente, el ser – ahí es inacabado; pero cada vez, en su ser ya, es menos de lo que puede llegar a ser y como ser finito que es, la conclusión de esta inconclusión es la muerte, y este acabamiento significa también la pérdida del ser – ahí, entonces el ser humano es un ser para la muerte, esto quiere decir “comportarse de tal modo respecto de la muerte que ésta se desemboza y mantiene como lo que es, como la posibilidad más peculiar, irreferible e irrebasable. Heidegger denomina este modo de comportarse un correr al encuentro de la muerte”[12].

Para concluir, es preciso apelar a la idea central, buscar ser cada vez más ser, de modo que la voluntad buena y autónoma opere el deber por el deber, sin condicionamientos ni buscando beneficios propios, de esta manera el ser auténtico e inacabado, en el afinamiento de su conciencia moral vivirá libre y responsable de sí.









Bibliografía
JULIÁN, Marías
1980 Historia de la filosofía. Biblioteca de la Revista de Occidente, S.A. Madrid.
MANZANO, Jorge
1988 Historia de la filosofía III, Tercer Cuaderno. Guadalajara.
PUIG, Manuel
2000 Boquitas Pintadas. AGEA, S.A. Argentina.
REALE, G. y ANTISERI D.
1988 Historia del pensamiento filosófico y científico, Tomo II. Editorial HERDER. Barcelona.
ZUBIRI, Xavier
1984 Inteligencia Sentiente. Inteligencia y Realidad. Alianza Editorial
Sociedad de Estudios y Publicaciones. Madrid.

[1] PUIG: 19.
[2] Crítica de la Razón Práctica.
[3] Se comprende el sentir como la estructural formal de la aprehensión sentiente, es decir, ser aprehensión impresiva, dicha estructura tiene tres momentos, uno de ellos es la afección, también están los otros dos momentos, la alteridad y la fuerza de imposición; esta aclaración se detendrá en la Afección, como lo que afecta al sentiente, pero esto que afecta es algo otro (nota, contenido), por tanto queda, son autónomas e independientes por estar formalizadas, es así que la nota presente en la afección se impone al sentiente.
La aprehensión sensible se da de un modo diferente en el hombre, es el denominado sentir de realidad, o sea, las mismas notas aprehendidas estimúlicamente presentan en el hombre una formalidad distinta, la que es “de suyo”, así la afección - lo que se aprehende y afecta como real – es de suyo – como algo que le pertenece a otro –. (ZUBIRI 1984: 30-60)
[4] Juan Carlos Jacinto Eusebio Etchepare, fallecido en fecha 18 de abril de 1947 a horas 15:00, a la edad de 29 años, la causa, tuberculosis. Nené y Juan Carlos se cartearon desde julio hasta septiembre de 1937.
[5] Misiva escrita un lunes 25 de parte de Nélida Fernández a la Señora Leonor.
[6] Nélida Enriqueta Fernández de Massa.
[7] Donato José Massa, esposo de Nené, trabaja en la inmobiliaria B.A.S.I.
[8] Hombre casado, tiene una niña y un niño, pertenece a la clase alta de la sociedad.
[9] Antonia Josefa Ramírez (Rabadilla), nombrada así porque tenía el trasero prominente y en punta como la rabadilla de una gallina. (PUIG : 48)
[10] El pensamiento alemán de Kant a Heidegger. 514.
[11]Ibíd.; p.509.
[12] Ibíd., p. 527.

3 comentarios:

Pimpi dijo...

Me quedo con el último párrafo pero a la vez con la duda: ¿Que del análisis a la obra? Es decir, entre Kant y Heidegger hemos visto al hombre, al ser y al deber pero no encuentro aún la cercanía con la obra en sí. Boquitas pintadas con todas sus letras y toda su historia, la obra en concreto a ser estudiada. Sus persojes , el estilo del texto, las entregas, en fin creo que debemos ver el texto como es y lo que deberíamos ser no es pertinente.

Idel dijo...

El planteamiento sobre el tema de la propiedad e impropiedad del ser, me pareció interesante. Me gustó la conclusión del último párrafo, porque tomas la buena voluntad, la conciencia moral que lleva al ser a vivir libre y responsable de sí. Pero no me quedó claro si analizas el ser con referido a los personajes de la obra o lo que se debería vivir actualmente, es decir como un deseo de vida del ser humano?

Bladimir Osvaldo dijo...

¿La alineación del ser...? Creo que Zubiri hubiera ayudado bastante a esta idea de religación... Me parece buena la apreciación de que: el ser-ahí es inacabado, inconstante y temporal; para lo que planteas como efecto último y causa del principio de la narración, la eliminación del ser-ahí alienado, ya que este ser no cumple con los requisitos para llegar a SER. En relación a Kant, podríamos decir: es el ser-ahí, que no respeta una norma (impresa en él), por ende no se respeta a si mismo, no llegando a dignificarse, por último deshonra a la humanidad a través de su persona.